Sentirnos deseados es una preocupación por la que todos pasamos, unos más que otros, unos conscientemente y otros inconscientemente, pero todos porque al fin y al cabo es parte de nuestra naturaleza animal que nos habita.
En efecto, como especie humana traemos dentro el instinto de unirnos en pareja y de reproducirnos, aunque algunos decidan lo contrario por un asunto de estilo de vida o por otros motivos racionales.
Nuestra naturaleza animal de "apareamiento" nos lleva a crear situaciones para llamar la atención del otro, a sacar todo nuestro encanto para agradar al otro y a llevar a cabo juegos de seducción que se dan lugar paulatinamente desde que nos sentimos atraídos por alguien.
La atracción tiene que ver con ese no sé qué, no sé dónde que le vemos a una persona. Es ese magnetismo especial que ocurre casi instantáneamente cuando vemos a alguien.
¿Por qué nos sentimos atraídos a unas personas y no a otras? ¿Cómo funciona la atracción?
De este tema quiero hablar en esta nueva entrada del blog. Bienvenidos!
Nuestro juego de seducción comienza por la atracción y el deseo a partir de la vista, cuando vemos a una persona que encaja con un perfil que ya tenemos inconscientemente formado de la persona que nos gusta.
Ellos sienten atracción sexual por mujeres con curvas porque las curvas son señal de que son potencialmente fértiles. Mientras que ellas se sienten atraídas por hombres con una voz masculina porque la calidad vocal se asocia con el tamaño corporal y la amabilidad. Todo esto es inconsciente y nos remite a nuestra naturaleza animal que nos inclina a la procreación y a la supervivencia de la especie humana.
Por eso en la química de la atracción todo el cuerpo se involucra, desde el olor hasta el cerebro con decisiones sin filtro de juicio moral.
Ciertamente nuestra naturaleza animal se dispara cuando percibimos el olor de las feromonas de esa persona que nos gusta.
Tan perfecto funciona todo el tema del olfato en el juego de seducción que no nos resulta nada atractivo el olor de nuestros familiares, porque ese instinto animal es para reproducirnos no para otros fines.
De igual manera nuestros oídos, el tacto, el tono de voz y el intelecto hacen parte de todo lo que metemos en la química de la atracción.
Más adelante llegan las señales del enamoramiento que es cuando literalmente sentimos euforia cuando vemos a la persona amada y cuando podemos "perder la cabeza" porque se inactiva la parte del cerebro donde emitimos los juicios de valor que nos permiten diferenciar las conductas que convienen de las que no nos convienen.
El juego de la atracción no se queda solo en nuestra parte animal o biológica. Como en una sinfonía de inconscientes, nos sentimos atraídos hacia eso que vemos en el otro sin saber que lo estamos viendo.
Así es, más allá de la química que es nuestra parte más biológica o más animal, en la atracción también se ponen en juego otros aspectos como la estructura femenino-masculina interna que cada uno tiene, los arquetipos femeninos y masculinos que personificamos y los rasgos de conexión en el amor que cargamos desde nuestros ancestros.
Cuando estos elementos no han sido integrados en nosotros o cuando presentan conflicto interno, algo que normalmente es inconsciente, entonces atraemos a quienes no quisiéramos atraer pero que se nos ponen como en un espejo para mostrarnos lo que nos falta por completar internamente en nosotros.
Como sucede con las baterías que solo atraen a su polo opuesto, del mismo modo nos atraen personas que justamente tienen la polaridad opuesta a la que tenemos en nuestra estructura femenino-masculina interna.
Este es un tema poco conocido pero que vale la pena saber para identificar qué tipo de personas estamos atrayendo sin darnos cuenta. La polaridad y su equilibrio lo trabajo en mis consultas y en mi mentoría. Es un tema apasionante para mi, un universo de descubrimientos maravillosos y transformaciones hermosas que permiten a las personas atraer otro tipo de parejas que antes querían conscientemente pero que no encontraban porque el rasgo inconsciente y el punto por integrar ni se conocía ni se lograba. Como si fuera mágicamente estas personas comienzan a atraer a otro tipo de personas cuando reacomodan su estructura interna.
Señales de que le gustas a alguien
Una de las inquietudes más comunes cuando conocemos a alguien que nos gusta es saber si somos correspondidos en la atracción, o sea si también le gustamos a la otra persona.
No nos damos cuenta de las señales porque son inconscientes en ambos sentidos y pasamos inadvertidos ante por ejemplo el tamaño de las pupilas o las posturas corporales que adoptamos.
Algunas de las señales son:
- Postura corporal de apertura con las manos hacia arriba por ejemplo.
- Pupilas dilatadas, son señal de que la persona está interesada en comprometerse en la relación. Mientras que pupilas contraídas son señal de que la persona teme comprometerse en la relación.
- La sonrisa casi permanente es también una buena señal de que hay atracción.
- La proximidad en la comunicación, es decir se acerca más a tu "burbuja espacial".
- La torpeza o el nerviosismo a veces es también señal de que le atraes a la otra persona.
Si deseas conocer más sobre tu estructura femenino-masculina interna o sobre los demás elementos inconscientes, puedes contactarme para hacer una cita de asesoría. Estaré encantada de ayudarte a descubrir todo esto en ti y de que puedas hacer los ajustes que quieras para que atraigas a la persona con la que puedas construir una relación completamente opuesta a una relación tóxica.
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