Algunos de los lectores de este blog saben que viví en carne propia lo que significa pasar por una relación tóxica con un grado de toxicidad bastante alto.
De ahí que comprendo muy bien todo el proceso que se vive al atravesar por este tipo de experiencias, las consecuencias que se acarrean y además lo que pasa cuando la persona decide salir de allí para transformar su vida por completo, que fue lo que yo hice con la ayuda de mentores, lecturas, cursos y entrenamientos. Uso como metáfora de mi proceso que es como la transformación que tiene la oruga que se convierte en mariposa.
No todo el mundo decide hacer un proceso de sanación, de trascendencia y de transformación similar.
Hay quienes se quedan en la relación tóxica por siempre. Otras personas terminan la relación pero se van sin sanar ni sellar aprendizajes ni mucho menos cambiar, de modo que saltan para otra relación tóxica igual o peor que la de antes, o bien se cierran al amor y crean estrategias de huida para escapar cada vez que se acerca alguien con intenciones de construir una relación afectiva.
Más allá de cuál sea la historia de cada quien en materia de relaciones tóxicas, lo cierto es que siempre quedan unas consecuencias, en muchos casos nefastas.
¿Qué consecuencias trae el pasar por una relación tóxica (o por varias relaciones tóxicas)?
De este tema es esta entrada de mi blog, acompáñame.