Cuando llevamos poco de relación y de pronto se acaba sin más o cuando llevamos una relación más o menos larga y la pareja nos sale con una de esas explicaciones evasivas como "no eres tu, soy yo" o "es que necesito tiempo", muchas veces nos quedamos llenos de preguntas y nos angustiamos.
Damos vueltas en la cabeza con montones de pensamientos y de imágenes de cada momento de la relación para tratar de encontrar respuestas. También acudimos a los amigos o amigas para ver si con ellos logramos desciifrar ¿por qué terminó la relación?
Este ciclo de preguntarnos y aferrarnos a la obsesión de encontrar una respuesta a interrogante nos puede salir muy caro porque es una de las preguntas más nocivas que nos podemos hacer.
Quiero referirme en esta nueva entrada del blog a otras preguntas mucho más constructivas que nos podemos hacer cuando una relación termina.
Cuando terminamos una relación de pareja, especialmente cuando es la ex-pareja quien pone punto final a esa historia juntos, tenemos varias opciones. Una es emprender la huida o escondernos en el trabajo, para hacer como que nada pasó y que no nos duele en absoluto. Otra es salir corriendo a los brazos de alguien más para desquitarnos o para simplemente sentir que seguimos siendo atractivos y deseables. La otra sumirnos en una trsiteza que puede terminar en depresión. Por último, la mejor de todas, es asumir el duelo para sanar y dejar el espacio libre de rencores y cargas en nuestro corazón.
Cualquiera de las alternativas mencionadas, de huir, de desquitarnos o de deprimirnos son opciones que nos alejan de sellar los aprendizajes y casi que con certeza nos conducen a seguir repitiendo patrones y a encontrar el mismo tipo de relaciones que hemos conocido hasta ahora.
En cambio cuando asumimos el duelo con amor y con la intención de dar un salto cuántico a nuestra evolución, todo tiene un sentido muy diferente.
El duelo es un momento donde algo muere. En general se habla de la muerte de un ser querido, pero el terminar una relación también se trata de la muerte de una ilusión, de una esperanza o de un proyecto de vida junto a una persona en particular.
Por consiguiente todos nuestros miedos afloran. Nos creemos perdedores, podemos llegar a pensar que todo se acabó para nosotros, podemos percibir que la vida ya no tiene sentido, podemos sentir que sin esa persona no podremos dar vida a todos los sueños que teníamos en pareja, incluso podemos pensar que no hay nadie en el mundo como la persona con la que tuvimos la relación.
Todo ese momento del duelo se convierte en un escenario de desorden debido a los pensamientos pesimistas, negativos, llenos de miedos, que provienen desde nuestro ego y que dejamos circular sin cesar por nuestra mente. Son pensamientos destructivos y autodestructivos a los que les damos fuerza una y otra vez con nuestras preguntas erróneas después de que termina una relación, como por ejemplo ¿por qué terminó la relación?, ¿qué pasó?, ¿dónde estuvo mi error?, ¿en qué fallé?, ¿será que estoy condenado/condenada a no tener pareja?.
Así que convertimos a esa maravilloso y poderoso vehículo creador que es nuestra mente, en la "loca de la casa" con lo cual lo único que logramos es atormentarnos innecesariamente.
La tentación de no hacer el duelo correctamente es bastante grande por eso es un momento de mucho cuidado y sobre todo de autocuidado, de introyección, de buscar lugares y personas que en verdad nos ayuden a elevar la energía en lugar de reprocharnos, cuestionarnos o juzgarnos, de escribir para soltar, de descansar y de hacer actividades que nos ayuden a alimentar nuestra mente de una forma saludable.
La buena, muy buena noticia en el duelo es que SIEMPRE sin excepción, la muerte es el paso que antecede a una nueva vida. En el caso de las relaciones esa nueva vida es la nueva persona que nace de la experiencia, con muchos aprendizajes y con todo lo bueno para compartir apenas pase el momento.
Como tenemos tantas dudas y tantos miedos cuando estamos en duelo, se nos olvida enfocar la mente en lo positivo que puede haber de la experiencia que termina.
Para enfocarte en lo que verdaderamente te permite afrontar el duelo desde lo constructivo, lo que te eleva a otro nivel y lo que te lleva a la paz interior, te sugiero las siguientes preguntas:
1. ¿Qué aprendí de esta experiencia?
Aunque hayas estado en lo que ves ahora como la peor experiencia de tu vida o en una verdadera relación tóxica, algo aprendiste. Quizá aprendiste que no te diste tu lugar y que no supiste poner límites a tu ex-pareja. Puede ser que aprendiste que eso no era amor, que era una atracción o algo distinto. Quizá estés aprendiendo a soltar en lugar de crear relaciones de dependencia o codependencia. Puede ser que estés aprendiendo simplemente que la relación cumplió su ciclo y que cuando ya no resonamos en pareja, la relación deja de ser dharma para volverse karma.
2. ¿Cómo puedo nombrar constructivamente a esta experiencia vivida?
Nuestra sociedad, la sociedad que todos hemos creado, nos termina de rematar con más miedos nombrando tu duelo como "fracaso" o como "tormento".
Te invito a que le pongas un nombre, por ejemplo una bendición para... o puedes llamarla simplemente una bendición porque te abrió los ojos por ejemplo sobre el tipo de personas que estabas atrayendo sin darte cuenta o porque te mostró lo que estaba en tu mente y que creaste en tu mente sin consciencia, o puede que poco a poco comprendas que esta persona era necesaria para dejar atrás un patrón familiar que habías repetido sin que asi lo quisieras.
3. ¿Qué puedo agradecer de esta persona que pasó por mi vida en esta relación?
Aunque hayas nombrado a tu ex-pareja como el patán más patán o como la descarada más descarada, es casi que seguro que alguna cosa puedes agradecer.
Ahora te invito a que revises qué puedes agradecer de lo que viviste, aunque sea una sola cosa o un solo momento y luego bendícelo.
4. ¿Qué pudo llevarse de recuerdo positivo acerca de mi esta persona que ya no es mi pareja?
Muchas veces esta información es imposible de saber porque pertenece a la mente y el corazón de nuestra ex-pareja. Sin embargo te invito a que pienses por un momento en la persona que fuiste a su lado y que te des cuenta de qué actitudes, comportamientos o palabras constructivas pudiste entregarle a esta persona y que pueden impactar positivamente su vida.
No importa si esta persona no estaba preparada para recibir lo que nació de tu más elevada vibración y de tu más sagrada y noble intención, tus cuentas son con la vida.
Imagina que eso que le diste de ti a esa persona se lo diste en verdad al universo y que en algún lugar esa energía tuya desprevenida, auténtica y desde el amor en tu corazón, estará iluminando a todos.
5. ¿Cómo puedo prepararme para abrir mi corazón de nuevo a otra relación?
Esta pregunta es fundamental, te conducce al siguiente nivel. Por ejemplo puedes buscar actividades que nutran tu espíritu, busca un buen libro, retoma tus hobbies, visita a los amigos que en verdad sean una buena compañía para ti y si lo sientes en tu corazón busca un mentor o un coach que te ayuden a prepararte desde un acompañamiento respetuoso, amoroso y muy profesional.
6. ¿Qué actitudes o comportamientos no repetiría y por cuáles los puedo remplazar?
Asimila poco a poco la respuesta a esta pregunta porque pasa que somos dados a no querer ver lo que en verdad pasó, tenemos miedo de aceptar nuestra responsabilidad y nuestra participación en la relación.
No te juzgues y perdónate por las actitudes que tuviste y que pudieron estar basadas en tu ego, en tu arrogancia o en tu apego. Suelta eso y házte cargo de lo que desees cambiar para ser la mejor versión de ti mismo/de ti misma.
Espero que esta entrada de hoy lleve esperanza y mucha luz a quienes están pasando por un duelo y por las preguntas típicas que no conducen a nada constructivo.
Sabes que si necesitas ayuda puedes contactarme en mi web en la parte de contacto para acompañarte como Mentora o para participar en mis Clases.
Te recomiendo revisar los libros recomendados en mi sección mesa de noche en la página de inicio de mi sitio web o también en la sección ver, leer y contar. Allí encontrarás libros que pueden ser de gran utilidad en tu camino de afrontar el duelo. Escoge los libros que resuenen contigo.
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Comentarios (2)
Miguel
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Patricia Benavides
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