Una de las preguntas que me hacen con cierta frecuencia es que si soy psicóloga o que si soy coach.
Gracias a esa inquietud, decidí escribir esta entrada del blog porque en mi propio camino de búsqueda espiritual de más de 30 años pude constatar las diferentes visiones acerca de las relaciones y deifinitivamente agradezco haber pasado por mentores porque se logran verdaderos resultados que de otra forma tardarían mucho o no se logran.
Bienvenido/bienvenida a esta nueva entrada de mi blog donde te comparto por qué soy mentora y no otras cosas, para que tu mismo/misma saques tus propias conclusiones acerca de cuáles son las ventajas de invertir en mentoría.
Un mentor no es alguien que se "casa" con una sola escuela o con un solo saber, sino que logra ver como diría uno de mis profesores en uno de los posgrados que hice: "ver con visión a 4000 pies de altura".
Ciertamente un mentor es quien tiene esa visión panorámica y para lograr ese amplio espectro de mirada, hay que conocer diversas formas de entender el fenómeno del cual se está enseñando.
En mi caso, mi espíritu investigativo me llevó a varios saberes como la sociología, la cultura, el arte, la historia, la religión y la antropología, entre otros. En mi corazón siempre estuvo esa necesidad de comprender la vida y para entender las relaciones desde una perspectiva mucho más amplia definitivamente hay que conocer muchas cosas.
Me dediqué por ejemplo a coleccionar historias de amor de muchas personas con las que conversé por más de diez años en aeropuertos, cafés, en la calle, en todas partes.
Hago un paréntesis en este apartado porque como mucha gente cree que soy psicóloga, creo importante contarles un poco de este enfoque.
Amo la psicología pero no soy psicóloga. Es muy chistoso pero mucha gente cree que soy psicóloga. Encontré la respuesta a por qué doy esa impresión y me enontré que mis aspectos de la carta astral dan para ser una gran psicóloga (los aspectos de neptuno por su lado y de quirón por el suyo).
La primera vez que creyeron que yo era psicóloga fue en una empresa en la que trabajé en los años 90´s. Los compañeros decían "pregúntenle a Patricia que ella es psicóloga", queriendo decir que yo les podría dar respuesta a temas existenciales.
De hecho, pensando bien en mi historia, muchas personas me confiaban desde siempre sus problemas o asuntos personales buscando una reflexión de mi parte o un consejo.
Era muy común que mis estuidantes de la universidad me pidieran tiempo extra fuera del aula de clase para pedirme una sugerencia sobre su relación afectiva o sobre su vida laboral.
A la fecha sigo recibiendo eventualmente mensajes hermosos de exalumnos que me dan las gracias por las reflexiones hechas hace años y que luego les sirvieron mucho para la toma de decisiones en sus vidas. Incluso me pasa con colegas también.
Sinceramente por muchos años no fui consciente de que tenía esta misión, este propósito superior de serivir de puente para que las personas puedan tener claridades sobre ellas mismas y sus circunstancias. Lo que si tenía como meta era que cada clase en la universidad y cada entrenamiento en las empresas fuera más allá de lo técnico o de la teoría y se convirtiera en un espacio sagrado de aprendizaje de vida y de sentirnos en la unidad que somos todos como humanidad.
Pero vamos concretamente a los aportes de la psicología. Realmente me apasiona la psicología y me he dedicado a estudiarla en talleres y libros desde hace casi tres décadas, además de que estuve en terapia por década y media. Si, lo sé. Fui una exagerada haciendo terapia pero me encantaba porque aprendí muchísimo. Considero a mi psicóloga como a una de mis grandes maestras pues me condujo a leer y profundizar en libros destinados solo para psicólogos y por si fuera poco me enseñó a interpretar mis propios sueños, algo que hago desde hace veinte años.
De modo que aunque no soy psicóloga graduada si he sido entrenada en técnicas y herramientas de la psicología. De ella tomo varios temas como el enfoque junguiano y como la teoría de análisis transaccional que tantas veces expliqué en las aulas de clase y en los talleres de entrenamiento en las empresas.
Sin embargo, he buscado tener esa mirada de 4000 pies y nunca paro de estudiar. He pasado por todas las formas de aprendizaje: libros, talleres, congresos, grupos de estudio, mentores, terapeutas y entrenamientos. Además he logrado combinar la visión desde el reiki, la astrología o la numerología, tanto como desde las técnicas psicológicas y los hallazgos desde diferentes ciencias sobre las relaciones personales, el amor y las relaciones de pareja.
De esa mirada global surge mi método unity de relaciones, el método que creé para preparar a las personas hacia una relación extraordinaria. En él reuní todos los enfoques que sirvieron para mi transformación.
Ser entrenador requiere alma, pasión, propósito y entrenamiento para entrenar.
En mi caso no solo sumé más de treinta años de aprendizajes y entrenamientos en montones de técnicas de desarrollo humano y de consciencia, sino que hice parte de la "escuela de docentes" en la universidad. Pero además tuve una enorme trayectoria como profesora universitaria por casi dos décadas y como entrenadora empresarial simultáneamente.
Me apasiona por completo enseñar y como dice el dicho "la práctica hace al maestro". Me gané varias veces el recoonocimiento como la mejor profesora y mi recorrido fue a nivel nacional en varias universidades de mi país.
Esas dos décadas de entrenar a personas para relacionarse mejor a todo nivel me entregaron la experiencia necesaria para desarrollar didácticas efectivas y para tener herramientas de enseñanza-aprendizaje enfocadas en lo que realmente necesita cada persona.
Así que ser mentor implica haber tenido una amplia experiencia en entrenar a los demás de tal forma que ellos tengan los resultados que deseaban en sus vidas.
Ciertamente es importante tener entrenamiento y haber entrenado a los demás. Pero creo que lo más importante de un mentor es que él o ella han tenido un testimonio de vida en donde han apllicado lo que predican.
Tener el título de mentora de relaciones no se da porque suena "nice" el nombre o porque quieras diferenciarte, sino porque un mentor tiene además una trayectoria importante en su vida donde ha resuelto los problemas o situaciones relativas al tema que enseña.
En mi caso, pasé por 20 años de matrimonio disfuncional y me transformé por completo hasta lograr la relación en la que estoy hoy en día.
Por supuesto tambien soy humana y todos los días aprendo, pero si que llevo una curva de vida con muchas experiencias de aprendizaje y de autotransformación.
Ser mentor es eso. Es haber aplicado en tu propia vida lo que predicas. Por eso hablo desde la coherencia infinita que me da el haber pasado por los mismos dolores que hoy en día pasan mis alumnos.
Piensa en esto, ¿tu aprenderías a volar un avión con quien no tiene ni una sola hora de vuelo?
¿Verdad que no?
Es como si un profesor viene a enseñarte de emprendimiento y nunca ha fundado ninguna empresa o cuando viene a enseñarte de finanzas pero tiene todo su dinero en desorden.
He visto a más de uno hablar de relaciones sin haber estado nunca en una relación de pareja o a personas que hablan del amor pero están hablando desde otros lugares que no son el amor.
En mi opinión, el mejor profesor es el que da ejemplo. Eso es justamente lo que hago. Sin ser perfecta, he construido una relación basada en el amor, la libertad y la autenticidad, tres pilares que predico todo el tiempo.
Un mentor por lo tanto, es una persona extremadamente práctica.
Si bien es fundamental tener un método ordenado y comprobado, todo el proceso de ensañanza-aprendizaje está cruzado tanto por la experiencia propia del mentor, como por las experiencias de todas las personas a las que ha entrenado y como por los hallazgos de sus investigaciones o estudios. Por lo tanto, todo el trabajo está orientado a resolver asuntos de la vida real.
Es por esa razón que mi método está enfocado en la acción. Si algo pude comprender en tantos años de docencia universitaria es que el aprendizaje desde la experiencia es el que verdaderamente se nos queda grabado por mucho rato en la memoria.
Por eso creo tanto en la mentoría.
Muchos coaches y terapeutas trabajan desde la teoría o desde las conversaciones, no desde salir a aplicar conocimientos en la vida real y menos desde su propio testimonio de vida.
Un mentor está todos los días estudiando y observando la vida, a la par de que está evolucionando en su propia vida y en aprender nuevas cosas para incorporar mejoras en su proceso con las personas.
En mi caso nunca paro de estudiar. Leo todos los días y aplico nuevos conceptos o técnicas con mis alumnos cuando ya las he comprobado en mi misma.
El conocimiento es infinito y siempre tendremos algo nuevo por aprender, esa es mi consigna.
Por último puedo añadir que la vida es perfecta, el camino de aprendizaje y de búsqueda espiritual que era para mi, terminó siendo mi legado para todos.
Ser mentor es un rol de mucha responsabilidad. Lo asumo de esa misma manera.
Con el paso de los años me di cuenta de que todo lo que viví profesional y personalmente tenía un propósito: ser mentora de relaciones. Inverti décadas enteras, miles de dólares y mares de lágrimas derramadas en mi propio proceso de vida, pero acá estoy, con mucho amor y pasión por cada resultado de mis alumnos.
Les digo a todos ellos: Ciertamente vivir en una relación de pareja extraordinaria implica trabajar en nuestro propio camino de autoconocimiento y practicar hábitos y comportamientos que favorezcan el crecimiento de los dos mientras que se construyen los tres proyectos de vida: el mio, el tuyo y el de nosotros.
Vivir en este tipo de relación suena a dificil o utópico pero no lo es.
Lo que pasa es que hasta ahora habíamos conocido del más popular paradigma de las relaciones que el cine, las novelas y la vida real nos querían mostrar: que no existe relación de pareja sin sufrimiento. Pero eso no tiene porqué ser así. Para eso nos prepararamos, para ahorrarnos ese camino de dolor innecesario.
De ahi que mi emfoque como creadora del método Unity de Relaciones sea sistémico y de acción. Ejercicios diarios para reforzar todos los temas es uno de los aspectos que más acelera la evolución de mis alumnos y la consecusión de resultados en poco tiempo.
Yo misma me quedo sorprendida del poder de la acción y me disfruto cada progreso de quienes vienen a trabajar conmigo.
Lo que mejor resume lo que hacemos es el testimonio de una de mis alumnas que terminó la mentoría recientemente. Dice ella "cuando vamos donde un terapeuta, esperamos que él nos resuelva los problemas. Cuando vamos contigo, hacemos un equipo de trabajo para transformarnos y tomar decisiones con consciencia".
Te invito a que consultes mi sitio web y mires en qué consiste la mentoría de relaciones. Verás los testimonios y cómo funciona el proceso.
Si te interesa, te sugiero que cuanto antes me contactes para hacer tu diagnóstico relacional.
Recuerda que cada persona tiene en promedio solo tenemos 2496 semanas para vivir en pareja. ¿Cómo quieres aprovecharlas?, ¿De forma ordinaria o de forma extraordinaria?
Tu decides...
Un abrazo.
Patricia Benavides
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