Mucho se nos ha explicado lo que significa aprender a vivir en el presente, sin embargo, nos hemos acostumbrado a vivir en el pasado o en el futuro, de modo que nos cuesta mucho apreciar y disfrutar el eterno presente…
De un lado, nos obsesionamos con el futuro, quizá por el exceso de información que nos permite hacer análisis de probabilidades de lo que pasará o no pasará en el futuro; o tal vez porque estamos en este mundo humano donde medimos el tiempo, olvidando que el universo es atemporal.
De otro lado, nos apegamos al pasado, a lo mejor por algún rencor no sanado o por alguna herida del ego que nos negamos a soltar; o posiblemente porque tenemos miedo a avanzar hacia nuevas experiencias.
El asunto es que el hecho de que no aprendamos a descubrir la magia del eterno presente nos lleva a desperdiciar mucha energía vital en pensamientos inoficiosos que nos sacan de nuestro centro y bloquean nuestro poder creativo.
Esto se debe a que, al vivir en el pasado, posibilitamos emociones como la culpabilidad; mientras que, al vivir en el futuro, promovemos la sensación de preocupación.
De hecho, no aprender a vivir el presente, es una forma segura para acumular estrés, afectando todo nuestro organismo con las sustancias que segregamos en ese estado, como son el cortisol y la adrenalina.
Así que tan solo si lo hiciéramos por salud, nos conviene aprender a vivir en el presente, para promover la segregación de sustancias como la oxitocina o la dopamina.
Aunque existen otros beneficios de entrenarnos para vivir el presente como el hecho de que eliminamos cargas de nuestra vida, nos conectamos con la paz interior y agregamos mayor fluidez al camino de la materialización de nuestros sueños. Y es precisamente allí donde podemos evidenciar la magia de vivir en el eterno presente, que es uno de los retos más importantes como humanos.
Existen varias formas en las que podemos enfocarnos en el presente y entrenarnos para vivirlo cada vez con más frecuencia.
En mi experiencia, he podido conocer los beneficios del reiki, una terapia que aprendí hace unos seis años y que me permite tratar al ser humano en forma holística, a partir de la energía universal que armoniza mente, cuerpo y espíritu.
Igualmente uso la danza como una técnica maravillosa para conectarme con el aquí y el ahora.
Otras técnicas que uso son la meditación y el ho’ponopono, que complemento con actividades como bordar, pintar, cocinar y caminar en medio de la naturaleza.
Lo importante es descubrir cuáles son las técnicas que mejor se acomodan a nuestra forma de pensar y al tiempo del que disponemos.
Sacar diez o quince minutos diarios para conectarnos con el aquí y el ahora, trae beneficios acumulables en el largo plazo, facilitando nuestro bienestar a todo nivel y ayudándonos al encuentro de nuestra felicidad.
El poder del ahora, Eckhart Tolle
Publicado en Filosofía de vida
Ver aquí POLÍTICA DE PROTECCIÓN DE DATOS
Comentarios (2)
Juan Fdo Upegui
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Patricia Benavides
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