¡Cuántos mitos alrededor del sexo se han tejido a lo largo de la historia de la humanidad! y ¡gracias a esas ideas, ¡cuánta expectativa le ponemos al sexo!
Sin embargo, poco o nada hemos aprendido de sexualidad, que es donde verdaderamente tenemos una fuente poderosa de alegría y plenitud en pareja.
Prepararnos para una relación extraordinaria pasa necesariamente por comprender la diferencia entre sexo y sexualidad. Te invito a conocer esa enorme diferencia.
Todos los seres humanos tenemos instinto sexual, un impulso que está ligado a nuestra necesidad más natural e inconsciente de reproducirnos para preservar la especie.
De ese instinto resullta el sexo, pero te has puesto a pensar ¿Cómo aprendimos de sexo?
Supuestamente aprendemos en la familia y en la escuela, con la famosa clase de "orientación sexual". Sin embargo, lo cierto es que hemos conocido mayormente tergiversaciones de la sexualidad que resultan de creencias religiosas o de heridas familiares que han seguido de generación en generación.
De modo que siendo honestos, lo que aprendimos sobre sexo proviene de nuestra adolescencia, de nuestra propia experimentación y a partir de los comentarios que escuchábamos de los amigos, así como de lo que vimos en las películas eróticas y en las películas pornográficas.
Más allá de esa información no tenemos muchos datos y nos fuimos por la vida con lo que aprendimos en esa etapa de inseguridad y de rebeldía.
Eso nos explica porqué crecimos de alguna manera con tantas creencias sobre el sexo, muchas de ellas sin ningún fundamento en la realidad pero que generan un impacto gigante y nos ocupan la atención para no profundizar en lo que es más interesante que es la sexualidad.
Ciertamente, el sexo es más un arrebato del instante, una explosión hormonal y un impulso motivado por el deseo del momento sin contención desde la conciencia.
De modo que el sexo es más visceral y más carnal, tanto que en el lenguaje coloquial se tienen expresiones como "me lo quiero comer" o "lo quiero tener", porque se trata de la corporalidad y la genitalidad. Por lo tanto en el sexo no se tienen en cuenta la implicación de las almas ni de los sentimientos.
A diferencia del sexo, la sexualidad es más abarcativa, placentera y profunda, permitiendo a la pareja alcanzar cada vez más disfrute en la medida en que se evoluciona en el proceso de autoconocimiento personal y del conocimiento y reconocimiento del otro.
La sexualidad se ubica en el marco de la expresión de la persona y en el ámbito de comunicación de la pareja.
Desde luego, como la sexualidad obedece a nuestra profunda necesidad de sentirnos unidos con el otro para formar una totalidad en cuerpo, alma y espíritu, entonces se expresa a partir del erotismo como un lenguaje y se manifiesta como una fuente de placer mutuo.
Cuando comprendemos la sexualidad podemos experimentar el placer verdadero de dar y recibir que se puede sentir con la pareja.
Evidentemente para lograr ese nivel de comunicación profunda y de encuentro sagrado de las dos almas, tiene que existir amor y una relación que se construye desde la autenticidad y la libertad, de lo contrario solo podremos llegar a vivir el sexo.
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De igual modo, la sexualidad también parte de nuestra propio conocimiento y autovaloración. A mayor autoconocimiento, mayor autovaloración y a mayor autovaloración mayor facilidad para que experimentes una sexualidad plena. Por lo tanto te invito a que visites la página de inicio de este sitio web y te lleves el set gratuito de autovaloración.
Un abrazo y recuerda que es perfectamente posible vivir en una relación extraordinaria, solo tienes que prepararte!!!
Publicado en Bienestar y felicidad
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